Yo llamo así a la Rambla de la Santa porque es el lugar por el que los totaneros de cierta edad caminamos por sus amplias y agradables aceras en busca de la eliminación de ese puñetero enemigo orgánico de las personas mayores, pero me gusta pasear por ella por su comodidad, belleza y agrado, siendo el lugar de saludo mañanero a cuantos caminamos por ella, que generalmente somos casi siempre los mismos.
Cuando se canalizó la Rambla quedaron a cada margen dos amplias avenidas con aceras ligeramente arboladas y bancos en los que sentarse. Agradable paseo y lugar frecuente de tertulias de los caminantes. Naturalmente la nueva urbanización permitió la construcción de modernos edificios que han embellecido el lugar, siendo tal vez uno de las calles de más elegancia de la ciudad.
Hace unos años surgió un movimiento en pro de cubrir la rambla haciendo de ella un precioso bulevar que permitiría un bonito paseo arbolado o las tan necesarias plazas de aparcamiento del centro urbano. No hubo interés municipal y aquel proyecto resultó fallido. Uno de los que más lucharon por ello fue mi amigo Manolo Martínez.
Creo modestamente que el proyecto sigue siendo interesante. Ganaría en belleza al convertirse en una hermosa avenida y su cobertura no supondría riesgo alguno de riadas, toda vez que la rambla tiene diferentes desvíos antes de llegar a la ciudad.
En la Avenida de la Rambla hay un elemento embellecedor muy interesante, el Parque Municipal dedicado al excelente músico totanero Marcos Ortiz, bello pulmón verde que me han dicho que fue promovido por el alcalde don Gregorio Crespo. Cuenta este parque además con un auditorio que, si bien no es muy grande, sí tiene unas magníficas condiciones acústicas. Por desgracia está infrautilizado por diferentes motivos que tienen que ver con el escaso interés de las diferentes corporaciones municipales.
El colmo de los desaciertos municipales es el estupendo bar con la enorme terraza que le presta el parque un excelente servicio, que lleva años cerrada en perjuicio de todos. Según me han dicho, el Ayuntamiento no se dio licencia a sí mismo para construirlo y es ilegal y no puede funcionar por esa razón. Todas las corporaciones que se han sucedido han podido legalizarlo y poner a disposición de las familias un servicio complementario que llenaría de alegría el lugar, pero ninguna de ellas lo ha solucionado y continua cerrado. Esperemos que esta corporación se atreva a ponerle el cascabel a ese pequeño gato y den solución a ese problema, si no es así, esperaremos a la próxima.
De todos modos, a pesar de sus posibles carencias, la Avenida de la Rambla es una arteria preciosa de Totana, cómoda para pasear y elegante en sus edificaciones. El parque sigue siendo magnífico y es el pulmón verde del centro de la ciudad. Espero y deseo que las autoridades competentes presten un poco de atención a esta hermosa avenida y siga siendo el lujo totanero por excelencia.
